Desde que las sociedades occidentales implementaron políticas de aéreas naturales protegidas excluyeron a los pueblos originarios. Ejemplos claros son los parques nacionales en donde los pueblos originarios se someten a vivir en reservas como ocurrió en los Estados Unidos de América y en muchos países de América latina.
Estas formas legales como las reservas forestales y parques nacionales extendidas por toda América latina, aunque han representado un avance importante en la conservación de los ecosistemas y de especies silvestres, para los pueblos originarios, al no reconocer sus prácticas propias de conservación siempre fueron consideradas una imposición. Esta marginación provoco conflictos entre los distintos actores, estado, ONG, pueblos indígenas.
Las áreas naturales protegidas siempre han estado sujetas a grandes intereses de económicos, siendo las normas de protección ambiental minimizadas y violadas
En ellas, más bien se han desarrollado estrategias de desplazamiento y desprestigio a las culturas originarias, desvalorando sus conocimientos, sus saberes, la relación de vida armónica con la naturaleza, su pensamiento filosófico. Es decir las instituciones involucradas han dado mayor prioridad a proteger a las especies de animales como las mariposas, reptiles, etc. antes que al ser humano.
En Ecuador existen 7 categorías de aéreas protegidas naturales, desde parques nacionales, reservas ecológicas, refugios de vida silvestre, reserva biológica, área natural de recreación, reserva de producción faunística, área de caza y pesca. Un parque nacional como el Yasuní, declarado Reserva de Biosfera por la Unesco, donde están asentada la Nacionalidad Wao, y pueblos en aislamiento como los Tagaeris y los Taromenane, está, sin embargo, sujeto a explotación petrolera y maderera.
También podemos observar la Reserva Faunística Cuyabeno donde se asienta las Nacionalidades Cofán, Secoya, Kichwa. Todas estas áreas están catalogadas dentro de los sistemas legales de áreas naturales protegidas reconocidas por el estado y los organismos internacionales como la Unesco, UICN, etc.
El centro- sur de la Amazonia ecuatoriana tiene otras características. Esos espacios son territorios colectivos de las Nacionalidades legalmente reconocidos y registrados en el Registro de la Propiedad. Los pueblos que habitamos en estos espacios únicos de millones de hectáreas estamos protegidos y los ecosistemas se conservan intactos. Esto gracias al esfuerzo propio de los Pueblos y Nacionalidades.
El Estado y las instituciones gubernamentales e internacionales poco apoyo han dado para encontrar condiciones jurídicas que nos permitan ejercer plenamente el derecho de seguir manteniendo estos espacios de vida. No se ha incorporado oficialmente el reconocimiento de territorios indígenas en las normas y leyes nacionales que regulan los sistemas de áreas naturales protegidas. Siendo de esta manera los territorios de las nacionalidades vulnerables a las políticas dictadas por los gobiernos de turno. Aunque la Constitución reconoce los derechos colectivos y el derecho de la naturaleza.
Es por ello que es necesaria una reorganización administrativa del sistema nacional de áreas naturales protegidas, considerando nuevas figuras como “aéreas de selvas viviente” en los territorios propios de los indígenas. Con esta acción se dotará de una base legal de protección jurídica, que nos permita integrar en nuestro territorio, programas de conservación de especies silvestres, planes de manejos y uso sustentable.
Since western societies have established policies of natural protected areas, they have excluded the concerns of first peoples. Clear examples of this are national parks in which first peoples are forced to live in reservations, as happened in the United States and in many nations of Latin America.
Although these legal forms of forest reservations and national parks that are present all over Latin America have represented an important advancement in the conservation of ecosystems and wild species, for the indigenous peoples, by not recognizing our conservation practices, these policies have represented an imposition. This marginalization provoked conflicts between different actors, nations, NGOs, and indigenous peoples.
The natural protected areas have always been subject to great economic interests, resulting in the violation and minimization of environmental protection norms.
In these areas, strategies of displacement and discredit of original cultures have been developed, undervaluing our knowledge, our harmonious relation with nature and our philosophy. In other words, the institutions involved have given greater priority to the protection of animals such as butterflies, reptiles, etc, instead of human beings.
In Ecuador, there are seven categories of natural protected areas, including national parks, ecological reserves, wildlife refuges, biological reserves, natural recreation areas, fauna production reserves, and hunting and fishing areas. A national park such as the Yasuní, declared a Biosphere Reserve by the Unesco, where the Wao nationality, and indigenous peoples in voluntary isolation such as the Tagaeris and the Taromenane live, is nonetheless subject to oil and lumber exploitation.
Also we can observe the Cuyabeno Fauna Reserve where the Cofán, Secoya, and Kichwa indigenous nationalities live. All these areas are categorized under the legal systems of natural protected areas, which is recognized by the state and international organizations like the Unesco, IUCN, etc.
The south-central part of the Ecuadorian Amazon has other characteristics. These spaces are collective territories of indigenous nationalities legally recognized and registered at the Land Registry. The peoples who inhabit these unique spaces of millions of hectares are protected and conserve the intact ecosystems. This conservation is thanks to the self-initiated efforts of indigenous peoples and nationalities.